Una correcta iluminación es esencial para ver, sin dificultades, las tareas que se realizan en el puesto de trabajo y, también, en las zonas de paso, las vías de circulación, las escaleras o los pasillos.
Si la iluminación es deficiente, aumenta la posibilidad de que los trabajadores cometan fallos y como consecuencia puedan producirse accidentes. También provoca fatiga visual que deriva en otros problemas como dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, mal humor.
Medidas preventivas
– Adaptar el nivel de iluminación en función de la actividad y de la zona de trabajo. Hay que tener en cuenta, sobre todo, el tamaño de los detalles que hay que ver, la distancia entre el ojo y el objeto, el contraste entre los detalles del objeto y el fondo sobre el que destaca y también la edad del trabajador.
– Tener en cuenta los niveles mínimos de iluminación que establece la legislación.
– Orientar la luz adecuadamente, prioritariamente hacia los materiales y objetos con los que se trabajan, evitando los reflejos sobre el material.
– Instalar iluminación localizada en los puestos de trabajo que lo requieran, cuando la iluminación general sea insuficiente.
– Realizar el mantenimiento preventivo y correctivo del sistema de iluminación.
– Seguir un programa de limpieza y recambio de luminarias quemadas.
– Verificar en forma periódica el buen funcionamiento del sistema de iluminación de emergencia.
En Argentina existe la Resolución SRT 84/2012, mediante la cual se aprueba el Protocolo para la Medición de la Iluminación en el Ambiente Laboral, y que es de uso obligatorio para todos aquellos que deban medir el nivel de iluminación conforme con las previsiones de la Ley Nº 19.587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo y normas reglamentarias.
Los valores de la medición de iluminación en el ambiente laboral tienen una validez de 12 meses.
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