La Huella de Carbono es un indicador ambiental que permite estimar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI), generadas de forma directa o indirecta por un individuo, organización, evento o producto, traducidos en emisiones de CO₂ equivalente.

La Huella de Carbono Organizacional se calcula considerando la totalidad de los GEI emitidos en un determinado periodo de tiempo y se dividen según su alcance en:

Alcance 1: Emisiones directas de GEI, que provienen de fuentes que son propiedad o están bajo control de la organización.
Alcance 2: Emisiones indirectas de GEI asociadas a la electricidad y ocurren físicamente en la planta de generación eléctrica.
Alcance 3: Emisiones indirectas de GEI, que se generan fuera de los límites de la organización y pueden estar asociadas a los insumos, materias primas o transporte tercerizado.

La Huella del Producto refiere a las emisiones de GEI generadas, a lo largo del ciclo de vida del producto, “de la cuna de la tumba”.

Para su estimación, se adopta la metodología del Análisis del Ciclo de Vida, considerando las emisiones de GEI originadas por un producto de referencia, desde la extracción de materias primas, la producción, uso de energía y la disposición final. De este modo, puede identificarse si los GEI se emiten en mayor medida en la etapa de producción, en la etapa de uso o en la logística, por ejemplo.

Medir la huella de carbono sirve como punto de partida para identificar las actividades y acciones que más contribuyen a las emisiones de GEI, y en base a esto, desarrollar un plan de mitigación y control, para poder reducir y compensar dichas emisiones.

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